Máximo está alerta. Sabe que su misión está por empezar y siempre hay una recompensa, un premio que llega de la mano de su entrenador, el cabo primero de la Policía de Río Negro, Fernando Soto. Una camioneta es detenida sobre la Ruta 22 por los efectivos del Cuerpo de Seguridad Vial y Máximo recibe la orden para comenzar el rastreo. En cuestión de minutos, su olfato es capaz de detectar si en el vehículo se transportan o no estupefacientes.