Se trata de un encantador sitio ubicado en el extremo sudeste de la provincia y a poco más de 20 kilómetros de Sierra Grande, donde la arena y el mar se fusionan para dar paso a un entorno ideal en el que se puede realizar un sinfín de actividades recreativas o simplemente descansar, lo que lo convierte en uno de lugares elegidos por visitantes de todo el país, principalmente de la provincia y de la Patagonia, aunque también este verano tuvo afluencia de pasajeros oriundos de Buenos Aires, Córdoba y San Juan, entre otros.
En este sentido, y a modo de balance de la temporada de verano en curso, la intendente de Sierra Grande, Roxana Fernández, manifestó que “trabajamos con todas las áreas para preparar una temporada que reciba de la mejor manera a quienes nos visitan y con el objetivo que vuelvan. Tuvimos hasta el momento muchos visitantes y cada vez es más fuerte la concurrencia”.
Además, la funcionaria municipal convocó a los visitantes para que “vengan a conocer y disfrutar de la tranquilidad y la paz que brinda la gran extensión de nuestras playas, que cuentan con lugares para hacer actividades náuticas o simplemente invitan a tomar sol”, a la vez que recalcó que “es una playa muy apta para la familia, un paraíso que aquellos que no conocen no se lo pueden perder”.
A la oferta turística conformada por la gran diversidad de playas que convergen en este paraíso natural, también se le suman las salidas al Parque Nacional Islote Lobos, una serie de caminatas acompañadas por los guardaparques que tienen como objetivo sensibilizar sobre esta joya natural, dueña de un enorme potencial científico y turístico, que cobija una importante diversidad de especies de aves marinas y costeras.
Por otra parte, quienes que busquen una propuesta más tranquila encontrarán en el Museo Municipal Intercultural Duamn Ruca de Sierra Grande un espacio para adentrarse en los orígenes del lugar ya que este rescata la historia y memoria de los pueblos originarios que habitaron la zona, así como también de los primeros pobladores de La Rinconada, a la vez que exhibe los vestigios mineros que caracterizan al territorio sierragrandense.