“Estamos en el pico más alto de la historia de la afluencia a los refugios, es total, exitosa y muy masiva”, expresó con satisfacción el presidente del CAB, Martín Enevoldsen, considerando que por el tipo de público que elige caminar en las montañas y la docencia del club, junto a Parques Nacionales, la actividad es disfrutada en forma sustentable y muy segura.
El directivo afirmó que “son los dos refugios más representativos que tiene el CAB” e indicó que eso le genera a la entidad “una responsabilidad enorme en cuanto a la conservación del medio ambiente, en el cumplimiento de los protocolos en los refugios, implementación de sistemas de seguridad, y todo lo que lleva a la gente a disfrutar la montaña, y evitar sufrirla”.
Destacó que también el Gobierno de Río Negro fue estrechando su colaboración con el CAB y la presencia en actividades de montaña.
“El 3 de julio de 2017, cuando sufrimos el incendio y destrucción del refugio Jakob, el entonces gobernador Alberto Weretilneck y la ministra de Turismo, hoy Gobernadora, Arabela Carreras, fueron los primeros en llamar, solidarizarse y expresar su disposición a colaborar para reconstruirlo. Así fue, la Provincia siempre estuvo con nosotros,”, recordó Enevoldsen.
Agregó que el 21 de abril de 2018 la Gobernadora encabezó la ceremonia de reinauguración del refugio Jakob, y el año pasado, al cumplir el CAB su 90º aniversario, le donó a la entidad una palestra que se instaló en la pista de Atletismo “para toda comunidad de Bariloche”.
También señaló que “fue un salto cualitativo” la implementación hace varios años de la página web Barilochetrekking.com para todas las actividades de montaña, que además de la información, mapas y precisos gráficos georeferenciados de todas las sendas, tiene el registro obligatorio, las tarifas de los refugios, los transportes, el pronóstico del clima y otros.
“Esta herramienta hizo descender notablemente los índices de accidentes y la actividad es más fluida”, afirmó, y comentó que “también está cambiando mucho el tipo de personas que eligen la montaña, de una franja de entre 25 y 40 años, que colaboran a sostener la actividad en forma ordenada y segura, con cuidado del medio ambiente, para preservar esto y disfrutarlo por el resto de la vida”.