En un documento compartido, Méndez y Cévoli se refirieron a la reiteración de casos de violencia de género que involucran a jóvenes y la necesidad de visibilizar los riesgos a los que se exponen los segmentos más vulnerables de la población.
Las funcionarias hicieron referencia a que “la violencia contra y hacia las mujeres, jóvenes y niñas es una de las violaciones a los derechos humanos más sistemáticas y extendidas, sin distinción de condición económica, étnica social o religiosa”.
A partir de ese diagnóstico, sostuvieron que “la escuela, como parte del contexto social, no está exenta de la responsabilidad que implica trabajar en la validación de los derechos humanos y la reflexión permanente en el ejercicio pleno de los mismos”.
Sostuvieron que “educar e informar, identificar situaciones que requieren la intervención de un adulto, habilitar la posibilidad de hablar acerca de factores de riesgo y articular acciones en pos de la prevención, es una responsabilidad de todos los actores del sistema educativo”.
Asimismo, advirtieron que “el acceso a internet, como medio de comunicación, conlleva un espectro de riesgos a los que los niños y las niñas son más vulnerables que los/las adultos”.
“Esos riesgos están vinculados con la vulneración de sus derechos fundamentales, como la libertad, la dignidad, la intimidad y el derecho a ser protegidos contra la violencia. El ciberacoso, como forma de expresión de la intimidación a través de los nuevos dispositivos digitales, es uno de estos riesgos”, remarcaron.
Por último, ambas referentes coincidieron en que “es un compromiso de quienes formamos parte de la comunidad educativa, informarnos para prevenir y acompañar.”
¿Cómo actuar para prevenir el ciberacoso?
Una escuela atenta, que acompañe a los estudiantes y a su grupo familiar en la prevención, detección y denuncia en el delito de ciberacoso es, sin duda, una escuela que hace de los derechos humanos una cotidiana política de estado.