El curso, que se desarrolló durante dos días, incluyó una primera jornada teórica destinada a comprender las bases técnicas del alambrado. En el segundo día, los participantes trasladaron esos conocimientos al campo, donde realizaron el montaje completo de un alambrado de siete hilos. Esta actividad práctica fue guiada por técnicos del INTA, quienes destacaron la importancia de la precisión y las técnicas específicas para obtener resultados eficientes y duraderos.
El alambrado es una labor fundamental para delimitar terrenos, pero sus aplicaciones van más allá: permite la división de potreros, el manejo eficiente del ganado y la protección de cultivos. Por ello, adquirir destrezas en este oficio representa una ventaja significativa para quienes trabajan en el ámbito rural.
Esta iniciativa de la Secretaría de Trabajo reafirma el compromiso con la capacitación y el desarrollo de los trabajadores rurales en este caso, promoviendo habilidades en general que fortalecen las economías locales y generan mano de obra calificada.